martes, 4 de enero de 2011

Competir es ganar

Aprender de los competidores es una forma importante de aprendizaje tanto para los animales como para los humanos. Un nuevo estudio se ha valido de técnicas de obtención de imágenes del cerebro para develar cómo las personas y los animales aprenden del fracaso y del éxito.

El equipo de la Universidad de Bristol, dirigido por Paul Howard-Jones y Rafal Bogacz, escaneó los cerebros de jugadores cuando se enfrentaban a un adversario artificial en un videojuego.

En el videojuego, los turnos de cada jugador para actuar se alternaban con los asignados al ordenador, que controlaba al personaje rival. El jugador humano y su rival cibernético debían seleccionar una de cuatro cajas cuyos contenidos simulaban vicisitudes en la recolección de comida de fuentes naturales. Los jugadores fueron capaces de aprender de sus propias elecciones acertadas, pero las elecciones acertadas de su competidor no incrementaron su actividad neuronal relacionada con tomar decisiones correctas. En cambio, los fallos inesperados de su competidor sí generaron en los participantes humanos esta actividad cerebral adicional. Tales fallos generaron tanto señales de recompensa en los cerebros de los jugadores, como señales de aprendizaje en regiones involucradas con la reacción de inhibición. Esto sugiere que nos beneficiamos de los fracasos de nuestros competidores al aprender qué decisiones tomadas por ellos les han llevado al fracaso y así evitar tomarlas nosotros.

Por otro lado, cuando los jugadores estaban observando a su competidor cibernético tomar decisiones, el cerebro de cada jugador se activaba como si fueran ellos mismos quienes realizasen tales acciones. Este fenómeno se presenta cuando observamos las acciones de otros seres humanos, pero aquí los jugadores sabían que su adversario era sólo un ordenador, y ni siquiera se le "humanizó" a través de un avatar ni de otros gráficos animados.

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