jueves, 30 de diciembre de 2010

Nuestro cerebro está diseñado para premiar el aprendizaje para que sea un placer

Aprender puede y debe ser divertido. Esto no es sólo desde una posición moral, sino desde una científica también. Ya que cuando uno aprende algo nuevo, o se sorprende por algo, hay una especie de inyección en el cerebro de un mensajero químico llamado dopamina. Esta ya es famosa entre los neurocientíficos por estar involucrada en el sistema de recompensa y motivación del cerebro.



Una de las razones de que las drogas adictivas sean adictivas es porque penetran en el circuito de recompensa en el que la dopamina está involucrada. Tal vez la droga más adictiva, la cocaína, incrementa la cantidad de dopamina trabajando en el cerebro.

Cuando uno aprende algo, se dispara dopamina al cerebro. La razón de que el aprender y las drogas adictivas estén vinculadas es que nuestro cerebro ha evolucionado para que busque el aprendizaje, y por ende que lo encontremos divertido.

El problema con los sistemas educativos de hoy en día es que no se centran en lo nuevo, en la sorpresa, que es lo que el cerebro está acostumbrado evolutivamente a premiar con dopamina. Sino que los sistemas se centran en lo que está bien y lo que está mal, y se castiga a quien se equivoca, por lo que es todo tan estructurado que el aprendizaje deja de ser divertido.

Mucha gente se siente presionada por ser correctos, por hacerlo bien, entonces se pierden de la diversión que hay detrás de aprender algo nuevo. No es culpa tanto de la gente en sí, sino del sistema educativo.

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